Todos hemos sentido en algún momento que la música ha hecho algún efecto sobre nosotros. Cuando hemos estado tristes hemos puesto música que nos ha ayudado a mejorar nuestro estado de ánimo, o incluso, música que describía muy bien nuestra sensación de tristeza y nos ayudó a sentirnos comprendidos por esa canción que escuchábamos. También nos hemos podido sentir contentos y al oír una canción nos ha llevado a sentirnos eufóricos y con ganas de ponernos a bailar, no importa en el lugar en el que estuviésemos en ese momento.
De todas esas emociones y sentimientos que se experimentan en el momento en el que se escucha música surgió la terapia musical o musicoterapia. Que se define como: la aplicación científica del arte de la música y de la danza con finalidad terapéutica, para prevenir, restaurar y acrecentar la salud tanto mental, física como psíquica del ser humano (Poch, 1981).
Se introduce la danza en la definición debido a que solemos asociar la música con la danza, ya que es la traducción corporal y emocional de la música.
La musicoterapia se originó en Inglaterra. El texto más antiguo que relaciona la música con la medicina fue escrito en 1729 por un médico llamado Richard Browne. En esta ciencia no importa la perfección en la forma de expresión musical del paciente, lo importante es que se exprese y darle libertad y mostrarle que cualquier forma de expresión es aceptada.
Hay estudios que demuestran que la música puede ayudar en la preparación al parto de las mujeres embarazadas, influye de forma positiva en los pacientes enfermos de Alzhéimer, tiene la capacidad de reducir la ansiedad y la sensación de dolor y producir una mejora en la memoria.
Según T. Gaston (1954) la música posee unas propiedades terapéuticas específicas, entre ellas podemos mencionar:
- Ayuda a no sentirnos solos
- Tiene la cualidad de diversión
- Da seguridad
- El aprendizaje y la interpretación musical induce a sentimientos gratificantes y de realización musical
- Es un medio de comunicación
- Puede ayudar a controlar el comportamiento, ayuda en la mejora de la autoestima, etc.
Además, la música tiene:
- Efectos fisiológicos: la música influye en la presión arterial, el ritmo cardíaco y respiratorio, los niveles hormonales y las contracciones estomacales. Los autores defienden que lo que uno escucha puede afectar positiva o negativamente la salud.
- Efectos psicológicos: también puede ayudar a expresar los sentimientos ya que es una forma de lenguaje simbólico y tiene la capacidad de evocar estados de ánimos y sentimientos que puedan permitir controlar, además del dolor, la ansiedad y el temor con los que suelen ir acompañado.
Es importante tener en cuenta que la reacción que cada persona muestre sobre la música es un hecho completamente personal y está relacionado con la forma de ser de cada persona.
Desde mi punto de vista, no existe un tipo de música específico que sea la mejor, sino que depende de la persona. Cada persona es la que define qué tipo de música es mejor para ella, si se relaja con la música melódica que su madre le ha cantado desde siempre y que lleva escuchando años; o que un grupo nuevo de música puede ayudarte a estar más animado. El tipo de música depende de la personalidad del sujeto y de las características que rodean el momento en el que se encuentra.
Los autores han definido el concepto del: “Efecto Mozart”, que expresa que las melodías de este músico producen efectos en las personas cuando la escuchan. Esta música activa la corteza auditiva, las zonas relacionadas con las emociones, áreas del cerebro vinculadas con la coordinación motora fina, la visión y los procesos superiores del pensamiento (Correa, 2010). Este tipo de sinfonías se emplean en las bibliotecas, los hospitales, las fábricas y otros ambientes relacionados con el fin de ayudar en los estados de relajación, concentración, memorización y creatividad.
La musicoterapia puede ayudarnos también a desarrollar nuestra capacidad creativa, ya no solo dentro del marco psicólogo-paciente, sino por ejemplo dentro del marco educativo o incluso en nuestras propias casa. La música tiene un componente autocurativo y nosotros mismos podemos emplearla como forma de “autoterapia”.
Quién no se ha puesto a dibujar, escribir, construir, etc., estar totalmente estancado, y ha puesto música y le han empezado a fluir ideas sin parar con la ayuda de las melodías que está escuchando.
A medida que nos vamos haciendo adultos vamos perdiendo esa capacidad creativa con la que nacemos. Me gustaría que se le diera a la creatividad la importancia que merece…
Hasta que eso ocurra, te propongo que cuando pongas música te escuches. La música que ponemos es aquella que el cuerpo te pide o necesitas en ese momento. Escúchate, ¿qué sentimientos te provocan esta música? ¿cómo te sientes? ¿estás feliz, por qué? ¿te sientes triste, por qué? La música puede ayudarnos a conocernos un poco más a nosotros mismos. Haz ese “experimento” y reconócele a la música la importancia que tiene en nuestra vida.